Surcando los cielos huyó del edén
Batiendo sus alas de fuego
Burló los caminos de la tentación
Y ahora su fuego es eterno
Batiendo sus alas de fuego
Burló los caminos de la tentación
Y ahora su fuego es eterno
La magia marcó su destino al volar
Y resurgió de sus cenizas
Poeta del aire con alma inmortal
Que nunca debió despegar
Y resurgió de sus cenizas
Poeta del aire con alma inmortal
Que nunca debió despegar
Y aunque la noche lo pueda atrapar
Y reine la oscuridad
Un nuevo día su vuelo traerá
Y el fuego de nuevo arderá
Y reine la oscuridad
Un nuevo día su vuelo traerá
Y el fuego de nuevo arderá
Subiendo a lo alto su llama encendió
Robando la furia del viento
Buscó la semilla de la tempestad
Y de su fuerza él fue dueño
Robando la furia del viento
Buscó la semilla de la tempestad
Y de su fuerza él fue dueño
Su llama brilló más allá de la tierra
Y el cielo se unió con su fuego
La magia burló su anhelada virtud
Que nunca se pudo alcanzar
Y el cielo se unió con su fuego
La magia burló su anhelada virtud
Que nunca se pudo alcanzar
Y aunque la noche lo pueda atrapar
Y reine la oscuridad
Un nuevo día su vuelo traerá
Y el fuego de nuevo arderá
Y reine la oscuridad
Un nuevo día su vuelo traerá
Y el fuego de nuevo arderá
Alas de fuego
De tus cenizas resurgirás
Arriba en el cielo
Vuela tu llama inmortal
Alas de fuego
Dueño del viento y la tempestad
Y aunque la noche te atrape
Tu fuego siempre arderá
¿Cómo cojones puedes hacerte adicto a los mismos ritmos repetitivos con las mismas ideas plasmadas una y otra vez sobre un lienzo? Bueno, un lienzo de fuego para que sea más épico.
Cada época de mi vida tiene una banda sonora. Tierra Santa, o mejor dicho, su disco las 1001 Noches, es mi preadolescencia, la época en la que empecé a escribir, tomando nota (de fuego en el horizonte de sangre) de su capacidad narrativa.
Si es que, la música a veces es lo puto mejor. Sobre todo si es con fuego en el horizonte del destino de la sangre.
De tus cenizas resurgirás
Arriba en el cielo
Vuela tu llama inmortal
Alas de fuego
Dueño del viento y la tempestad
Y aunque la noche te atrape
Tu fuego siempre arderá
¿Cómo cojones puedes hacerte adicto a los mismos ritmos repetitivos con las mismas ideas plasmadas una y otra vez sobre un lienzo? Bueno, un lienzo de fuego para que sea más épico.
Cada época de mi vida tiene una banda sonora. Tierra Santa, o mejor dicho, su disco las 1001 Noches, es mi preadolescencia, la época en la que empecé a escribir, tomando nota (de fuego en el horizonte de sangre) de su capacidad narrativa.
Si es que, la música a veces es lo puto mejor. Sobre todo si es con fuego en el horizonte del destino de la sangre.